Miércoles 08 de Mayo de 2019

El doloroso desarraigo del migrante en La mujer que cantaba

 

 

La Cineteca Nacional abrió un nuevo ciclo en sus Charlas de cine y literatura que será dedicado al tema de la migración y el exilio, analizando obras que se han aproximado a tan doloroso tema desde distintas aristas y revisando sus correspondientes adaptaciones cinematográficas. El 6 de mayo de 2019 en la sala 4, se dieron cita José Antonio Valdés Peña y la dramaturga y guionista Verónica Bujeiro para presentar La mujer que cantaba (Incendies, 2010), del director canadiense Denis Villeneuve.

Basada en la obra homónima de Wajdi Mouawad, La mujer que cantaba explora la travesía de dos mellizos, Simon y Jeanne, a través de su violenta y aterradora historia familiar. Al morir su madre, ella les deja dos cartas que tendrán que entregar a su padre, que creían muerto, y a su hermano, que desconocían. Con una atmosfera de soledad y tono de thriller, la película recorre temas que van desde la identidad personal, los efectos de la guerra, el abandono ideológico y la psicología de la venganza.

"El dramaturgo es uno de los escritores más importantes actualmente. Tiene un cuarteto de obras que están ligadas, de una u otra forma, por el tema de la migración y por el dolor que le causa al migrante tener que dejar su tierra, su cultura y todo lo que lo afianza con el mundo", comentó Valdés Peña, quien además invitó a reflexionar sobre los efectos del tono de suspenso que el director imprime en su adaptación, a diferencia del melodrama duro de la obra original.

"En la obra, el escenario está desnudo, la audiencia está muy de cerca con los actores, el lenguaje es poético. La película abandona esa idea, pero es un ejercicio muy interesante entre el teatro y el cine, que a fin de cuentas son dos artes que se hermanan", explicó Bujeiro, haciendo hincapié en la importancia de no comparar las adaptaciones cinematográficas con sus originales en papel, pues forman parte de un todo a través de la visión especifica de un artista en su medio.

Tanto obra como película hablan del desarraigo y del dolor, pero con distintos tratamientos. Empezando por la extensión de la obra, con casi tres horas de duración, la robusta estructura de los diálogos y los soliloquios de los personajes. En cine, con un director que siempre está en la búsqueda del lenguaje en imágenes, la contención es lo que mejor representa las emociones de los personajes. Lejos queda la rabia estruendosa de Simon o el pensamiento matemático de Jeanne, para dar paso a acciones interiorizadas que no hacen sino remarcar la frustración y la intriga de la trama.

"Wajdi Mouawad encuentra algo en la tragedia griega, una forma de explicar toda la violencia que se suscitaba en El Líbano, su lugar de origen. Cuando empieza a estudiar teatro en Canadá, él encuentra catarsis en la tragedia justamente porque él venía de todo ese sinsentido de las guerras civiles, que confrontaban cristianos contra cristianos, musulmanes contra musulmanes, y en todo ese escenario la deshumanización imperaba", finalizó la dramaturga.

Las Charlas de cine y literatura continuarán el próximo lunes 13 de mayo con el filme Novia que te vea (1992) de Guita Schyfter. La entrada será gratuita solicitando cortesías en la taquilla 5.