Jueves 13 de Agosto de 2015

La Cineteca Nacional revisa el trabajo de los escenógrafos de la época de oro

 

Manuel Fontanals fue uno de los directores de arte más prolíficos en la historia del cine en México. “Sin duda es el escenógrafo más importante del cine mexicano por la cantidad de películas que hizo, los directores con los que trabajó y por todas las innovaciones que trajo”, aseguró Elisa Lozano durante su charla Escenógrafos y directores de arte del cine mexicano, que se realizó este miércoles 12 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler.

Organizada por el Departamento de Extensión Académica de la Cineteca Nacional y la Academia Mexicana de la Historia, la conferencia de la maestra en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, además de hacer mención del trabajo de los directores de arte más reconocidos del cine mexicano, giró en torno a la carrera del escenógrafo barcelonés.

Manuel Fontanals fue un colaborador frecuente del director mexicano Emilio Fernández, con quien realizó 20 películas, “desde La isla de la pasión (1941) hasta Pueblito (1962)”. También trabajó en los setentas durante la transición a lo que conoce como nuevo cine mexicano, con directores como Arturo Ripstein, Felipe Cazals y Juan Ibáñez.

La editora de Cuartoscuro considera que su “credo estético” era el aprovechamiento máximo del mínimo de los recursos. “Ésa era la magia de Fontanals: independientemente de si había dinero o no, podía resolver los escenarios”, afirmó.

Antes de exiliarse en México por la guerra, Manuel Fontanals se encargaba de montar escenografías para las obras teatrales de Federico García Lorca en España: “A diferencia de los escenógrafos de los años treinta, mexicanos que se formaron sobre la marcha, es el único que ya traía experiencia en el cine”, comentó la investigadora.

Lozano agregó que, como en esa década no había escuelas de cine, no existía gente preparada académica y profesionalmente en escenografía. Alternativamente, los productores acudían a los pintores. “Entonces es interesante que Fernando de Fuentes llama al Corcito para sus películas ¡Vámonos con Pancho Villa! (1936) y Las mujeres mandan (1937). Aquí empieza a haber una riqueza estética y un intercambio muy interesante en el periodo”.

En el mismo ámbito, la curadora destacó la labor del pintor Roberto Montenegro como supervisor de época en la producción de El capitán aventurero (Arcady Boytler, 1939), uno de los sets más costosos de su tiempo: “Es el primer camino hacia la dirección de arte, él estaba muy preocupado porque todos los elementos tuvieran coherencia. Hemos detectado que diseñó también el vestuario”.

Para comparar el trabajo de los escenógrafos de la Época de Oro con la industria actual, la maestra concluyó su plática con la proyección de la entrevista que realizó a Salvador Parra, director de arte reconocido por su trabajo en Volver (Pedro Almodóvar, 2006), Arráncame la vida (Roberto Sneider, 2008) y El infierno (Luis Estrada, 2010). La entrevista se realizó en el set de La dictadura perfecta (Luis Estrada, 2014) y el diseñador de producción explicó las exigencias que esta nueva producción requería a comparación de El infierno.

Además, para ejemplificar la labor artística de Manuel Fontanals, se proyectó Pedro Páramo (Carlos Velo, 1967). Elisa Lozano, al mostrar una serie de bocetos que el español hizo para la película, elogió su “capacidad para plasmar y materializar los espacios rulfianos”.

El ciclo de charlas Miradas al cine mexicano continuará el miércoles 19 de agosto con la conferencia del Mtro. Rodolfo Juárez, Miradas que construyen: los públicos en el torbellino fílmico de La Escondida, en torno al filme de Roberto Gavaldón, La escondida (1954).