Martes 16 de Agosto de 2016

El cine de Bresson y la literatura de Bernanos motivaron la reflexión en la Cineteca Nacional

 

 

Entre los postulados y memorias que se encuentran en las páginas de Esculpir el tiempo (1986), el maestro del cine Andréi Tarkovski alabó a Robert Bresson como el director más coherente que había conocido. El legado del francés no se quedó en Rusia; desde Godard y los jóvenes de la Nueva Ola hasta los trabajos de Carlos Reygadas, la vigencia bressoniana persiste hasta nuestros días.

"Las reflexiones de Bresson sobre el cine y su práctica cinematográfica hacen que tenga el papel de radical: el que lanzó un estilo de cine hasta un punto extremo. Yo creo que por eso lo vamos a recordar", afirmó Philippe Ollé-Laprune durante su ponencia en "Charlas sobre cine francés", que se llevó a cabo este 15 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler.

Organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, la Dirección de Literatura de la UNAM y la Cineteca Nacional, la serie de charlas se lleva a cabo todos los lunes y se dedica a reflexionar sobre la relación entre literatura francesa y sus adaptaciones en el cine. En esta sesión, el promotor cultural expuso los conflictos compartidos entre el cineasta francés y el escritor Georges Bernanos, cuya novela Diario de un cura rural (Journal d'un curé de campagne, 1936) fue llevada al cine por Bresson.

La adaptación de 1951 -a la que Raúl Miranda, moderador de la charla y Subdirector de Documentación y Catalogación de la Cineteca Nacional, calificó como "un viaje de desesperación y de búsqueda"- sigue fielmente el relato de Bernanos, en el que un joven cura llega a una parroquia rural y es recibido con hostilidad por la población, cuya falta de fe hace que el mismo protagonista dude de los designios de Dios.

"Es una interrogación muy dura sobre el bien y el mal", comentó Ollé-Laprune. "Es una obra, tanto la literaria como la cinematográfica, que está muy obsesionada con esta idea de '¿Qué le pasó a Dios para que nos hiciera todo esto?', y la única respuesta es lo que dice al final: 'Todo es gracia'".

El ensayista apuntó que Bresson y Bernanos tuvieron infancias muy parecidas; ambos fueron criados por una fe católica muy fuerte que no permitía el "pensamiento barroco" o las ideas complejas. Como reacción ante esa ideología opresiva, los dos franceses terminaron por plasmar sus reflexiones con exigencia y radicalidad.

A pesar del encuentro temático que ambos autores tuvieron en Diario de un cura rural, el editor parisino apuntó una diferencia importante en el tratamiento de sus personajes: "Bernanos es muy cercano a sus personajes y les pone mucha pasión". En el extremo opuesto, Bresson es principalmente reconocido por la neutralidad que imponía sobre sus actores, a los que forzaba a repetir tomas hasta que sus interpretaciones carecieran de emotividad y exageración.

En el mismo sentido, su uso de actores no-profesionales en lugar del convencional star system francés ayudó a que sus historias no se vieran interrumpidas por distractores como las acciones prototípicas de Jean Gabin o la sensualidad irreverente de Brigitte Bardot y pudieran ser apreciadas como una intención artística. Ollé-Laprune aseguró que, cuando en París se asistía a los estrenos de Bresson, "sabíamos que íbamos a ver la obra de un director".

Durante la próxima sesión de Charlas sobre cine francés se proyectará El año pasado en Marienbad (L'Année dernière à Marienbad, Alain Resnais, 1961), comentada por Isaí Moreno, y se llevará a cabo el lunes 22 de agosto a las 18:00 horas en la Sala 4. La entrada es libre y las cortesías de acceso pueden ser recogidas en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.

RGY

 

AUDIO: PHILIPPE OLLÉ-LAPRUNE

 

NOTA: EL CINE DE BRESSON Y LA LITERATURA DE BERNANOS MOTIVARON LA REFLEXIÓN EN LA CINETECA NACIONAL