Viernes 01 de Diciembre de 2017

Ciclo de Jane Austen concluyó con una reflexión sobre los valores vanguardistas de la escritora

 

 

 

El pasado 27 de noviembre terminó el ciclo de Charlas de cine y literatura dedicado a Jane Austen en donde se analizaron con profundidad las obras de la escritora británica y su éxito en la industria del cine. La última sesión tuvo lugar en la Sala 4 Arcady Boytler de la Cineteca Nacional con la proyección de Mansfield Park (Patricia Rozema, 1999), comedia romántica basada en la novela homónima de Austen. Para esto se contó con la presencia del maestro Alejandro Higashi, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

 

De acuerdo con el catedrático, la película es una pieza audiovisual fiel a su procedencia que, al mismo tiempo, transformó su contenido y reinterpretó totalmente lo que la novela original trataba. Por ejemplo, la simpleza con la que algunas cosas fueron eliminadas y la fragmentación de los diálogos dieron como consecuencia un final más ceñido y presuroso.

 

Asimismo, afirmó que la directora tuvo un atrevimiento valorable al mezclar temas modernos con la novela inglesa, ya que así se logró obtener mejor la atención del público y mantener una buena hermandad entre los elementos técnicos y visuales de la cinematografía. "El tema de la esclavitud no es importante para Jane Austen, pero Patricia Rozema toma la iniciativa y se atreve a exponer ciertos problemas actuales en esta pieza", declaró.

 

Otro de esos temas es la situación que maneja con relación al amor y la búsqueda femenina de una posición social basada en el matrimonio arreglado. De acuerdo con el ponente, Austen tenía una inclinación hacia la libertad sentimental y el desarrollo social de su entorno, lo que se traduce en la película como una representación de relaciones modernas donde se involucra la percepción que nuestra sociedad actual tiene del amor y de los valores de una relación.

 

Se explicó que, en la actualidad, no estamos muy alejados del contexto amoroso que vivió Austen, ya que seguimos siendo guiados por normas morales y familiares que buscan el bienestar comunitario. "Habla del amor desde una perspectiva que para nosotros es muy familiar pero que, para el siglo XIX, sólo existía como una enfermedad, prioritariamente en la literatura", señaló el catedrático.

 

El libertinaje en el amor, que repercute en la vida de los personajes principales, está vinculado al amor moderno que se rige bajo principios como el carpe diem. De este modo, una autora de finales del siglo XVIII veía la transformación de la sociedad y un cambio de conciencia que valora más el presente que el futuro, sin pensar en las consecuencias. "Cuando hoy hablamos de falta de valores, de alguna manera, estamos hablando de una modernidad que piensa en el aquí y en el ahora", concluyó Higashi.