Jueves 16 de Mayo de 2019

El desparpajado formal en la ópera prima de Fernando Sariñana

·         En una nueva sesión de Conversando con nuestros cineastas, se proyectó Hasta morir

 

·         El director cumple 25 años de carrera

 

La Cineteca Nacional, como celebración de 25 años de carrera de Fernando Sariñana, dedicará todos los jueves de mayo a revisar su filmografía en el ciclo Conversando con nuestros cineastas, en el que el también realizador Juan Antonio de la Riva modera el diálogo entre público y realizador. El 9 de mayo de 2019 se proyectó la ópera prima del director, Hasta morir (1994).

En el filme, el mito de Caín y Abel es redimensionado y trasladado al México de los años noventa, donde más que nunca se gestaba la idealización del sueño americano. Dos grandes amigos, El Mau y El Boy, interpretados por Demián Bichir y Juan Manuel Bernal respectivamente, quieren llevar su vida a Los Ángeles, pero las vicisitudes económicas los frenan y terminan conducidos a una vida de crimen.

Siendo una ópera prima hecha con un presupuesto modesto, Hasta morir sufrió la reducción del tiempo de filmación a pocas semanas, sin contar los meses previos de ensayo con los actores, pero su director agradece los obstáculos impuestos, reflexionando sobre cómo esto estimuló la creatividad y ejercitó el musculo profesional. “Todo mundo trabajaba con amor y entrega, haciéndola con el dinero con que hoy no haces ni un comercial. Se extraña hacer cine de esta manera”, comentó Sariñana.

Significando no sólo el arranque de la carrera de este director, sino también de la fuerte imagen de Bichir y Bernal en el cine comercial, la película fue recibida humildemente por el público, pues tampoco se contaba con el presupuesto para lanzar una campaña grande de publicidad, pero se ganó un estatus de culto con el tiempo, así como el respeto de la prensa y la gente del gremio de la época. “La filmamos casi toda con cámara en mano, con una puesta estética muy clara y dirigida al público joven, porque MTV ya estaba naciendo. Entre todos dijimos que íbamos a hacer un desparpajo visual”, recordó el director.

Juan Antonio de la Riva apuntó las diferencias entre los cineastas que venían de las escuelas de cine de finales del siglo XX, que tenían una concepción muy formal y académica en la manera de filmar, y los jóvenes que se educaban con nuevas tecnologías y que hacían su cine con los recursos que tenían a la mano. “En sus primeras películas, los directores quieren hacer todo. Se vuelca toda esa pasión, para bien o para mal, porque es la primera oportunidad de demostrar que se quiere filmar. Se hace con todo el corazón”, afirmó.

Hasta morir pone sobre la mesa no solo la formalidad disruptiva del director mexicano, sino también su amor por la música, elemento que seguirá usando como narrativa dramática a lo largo de su carrera. “Tengo una afición musical muy grande. Un compañero y yo compusimos la música de la película, mi hija Ximena canta en la misma; salimos bien librados en ese trabajo”, finalizó.

Conversando con nuestros cineastas continúa el próximo jueves 16 de mayo de 2019 con la película Todo el poder (1999), en la que nuevamente contaremos con la presencia de su director. La entrada será gratuita solicitando cortesías en la taquilla 5.