
Jueves 16 de Mayo de 2019
Randal Johnson expuso el cine de Nelson Pereira dos Santos y el Cinema Novo en la Cineteca Nacional
La Cineteca Nacional, en colaboración con la Embajada de Brasil, tuvo el honor de presentar al profesor emérito de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) Randal Johnson, quien realizó el 15 de mayo de 2019 un conciso recorrido a través de la carrera del transgresor cineasta brasileño Nelson Pereira dos Santos, con motivo de la retrospectiva del director que se lleva a cabo del 14 al 26 de mayo.
Nelson Pereira Dos Santos se educó lejos del cine. Estudió la carrera de Derecho en un momento en el que Brasil no producía demasiadas películas. Las salas se llenaban de comedias musicales del género de la chanchada, los filmes de los estudios Vera Cruz, que imitaban al cine europeo, pero las escuelas de cine eran inexistentes. En ese contexto, y a la par de su carrera en leyes, dos Santos iba a congresos sobre cine, donde después presentaría un trabajo titulado "El problema del contenido en el cine brasileiro". Publicaba, a su vez, artículos sobre el séptimo arte en varias revistas en São Paulo.
"Desde muy temprana su carrera, Nelson Pereira defendía el desarrollo de la industria en Brasil y el uso de asuntos nacionales y populares en las producciones. Anticipaba ideas que formarían la base del Cinema Novo casi una década después", apuntó el profesor, poniendo en contexto que los importantes estudios Vera Cruz sufrían la inminente colonización de Hollywood de mediados del siglo XX, cuando se establecía como una potencia cinematográfica global.
Pereira tuvo una participación crucial en la fundación del Cinema Novo, movimiento artístico de finales de los años cincuenta que rompía con los esquemas narrativos y formales que se manejaban en el poco cine brasileño que se hacía. El movimiento también buscaba un fuerte contraste ante la vivacidad del género de la chanchada, remplazándolo con un crudo sentido de la realidad, retratando al hombre común y la vida en las favelas.
"La influencia del neorrealismo era inevitable -explicó Johnson-. Con los bajos presupuestos, los cineastas llevaban las cámaras a las calles y usaban actores no profesionales, pero siempre con una perspectiva crítica de la sociedad. También tomaban muchos elementos de la Nueva Ola francesa, sobre todo en la idea del director como autor de una obra, la idea de que la película debía tener la personalidad y actitud del director. La diferencia es que en Brasil se politizó la noción del autor, manejando al realizador como un revolucionario del arte, que creaba nuevo cine bajo su propia visión del mundo, alejada de los modelos populares."
Con la poca apertura que el cine tenía hacia nuevos talentos, Pereira, que trabajaba como profesor en distintas escuelas, comenzó a introducir a sus alumnos en sus primeros trabajos como realizador. "El contexto estudiantil es importante de analizar en la década de los cincuenta, con la literatura política, el bossa nova y amplios procesos de transformación social que involucraban las artes y sindicatos laborales, además de otros movimientos estudiantiles y ligas campesinas", afirmó Johnson.
El profesor explicó que el Cinema Novo se divide en cuatro fases: la preliminar, que abarca de 1955 a 1960; la primera fase, de 1960 a 1964, antes del golpe militar; la fase de la dictadura militar, entre 1964 y 1968, finalizando con dictadura de línea dura bajo el quinto acto institucional, llamada fase "tropicalista", que sucedió entre 1968 y 1972. En cada fase, el cine respondía a las inquietudes pertinentes de la sociedad.
Randal Johnson expusó a través de clips la transición de Pereira por las distintas fases del movimiento, comenzando con su primer largometraje, Rio, 40 grados (Rio 40 Graus, 1955), que inicialmente fue censurado por las autoridades bajo protestas de que ofendía la moral y las buenas costumbres. Una línea del censor alegaba que nunca había hecho tanto calor en Rio. Siguieron Vidas secas (1963), adaptada de la obra maestra de la literatura de Graciliano Ramos, y Hambre de amor (Fome de Amor, 1968), primer filme no realista de Pereira que funcionaba como reflejo del pesimismo político del momento.
Hacia las últimas fases del Cinema Novo, el trabajo de Nelson mutaba con la progresión del mundo. Un asilo muy loco (Azyllo Muito Louco, 1970) figuraba como la primera película a color del director y como una crítica alegórica del autoritarismo. En Qué sabroso estaba mi francés (Como era gostoso o meu francês, 1971), reflexionó sobre la colonización utilizando el canibalismo como metáfora cultural.
"Nelson Pereira dos Santos fue el primer cineasta brasileño en ser elegido por la Academia de Letras en 2006. Como académico, él programaba películas, sesiones y discusiones que abrían dialogo con el público", compartió finalmente el profesor, invitando a la audiencia a reflexionar sobre la influencia del trabajo de vida del director y del movimiento cinematográfico, no sólo en su nación ni en su época, sino en el cine mundial a través de los años.