Viernes 08 de Septiembre de 2017
Beto Gómez charló sobre su segunda película en Cineteca Nacional
Después de enfrentar numerosos obstáculos para filmar El sueño del caimán (2001), el director Beto Gómez realizó un trabajo cinematográfico que acerca al espectador el sello tradicional del cine mexicano, cimentado en la delincuencia vista desde la cultura popular mexicana. Así lo comentó en la primera sesión de septiembre de Conversando con nuestros cineastas, en la Sala 4 Arcady Boytler de la Cineteca Nacional.
“Yo fui más que un cineasta: un espectador. Desde niño en Sinaloa, donde yo nací, me encantaba el cine, la lucha libre, me encantaba Pedro Infante, la música de Pérez Prado; siempre tuve una gran fascinación. Al salir de la escuela, me metía a una sala de cine sin importar haber visto la película diez veces”, aseguró el director mexicano el jueves 7 de septiembre durante la conferencia.
La película se filmó en el estado de Jalisco con un escaso presupuesto, además de ser víctima de la delincuencia ya que, en pleno rodaje, el equipo desapareció para después ir apareciendo sin rastros del ladrón. Sin embargo, este incidente no fue un impedimento para continuar con el proyecto. “Hacer cine, a veces, es como un campo de batalla, lo importante es salir vivos”, comentó Beto Gómez.
De acuerdo con el ponente, el gran secreto del cine es encontrar al equipo adecuado. La búsqueda de los personajes supuso un verdadero reto para él, teniendo en cuenta que la mayoría de los que integraban el reparto no eran actores. Los intérpretes profesionales, Francisco Rabal y Patricia Reyes Spíndola, aceptaron y apoyaron al director sinaloense porque, en palabras del mismo Rabal, no hay que aceptar las películas por negocio, “sino por cuestión de pasión”, citó el realizador.
Por otra parte, declaró que una de las razones para realizar El sueño del caimán en blanco y negro fue la desafortunada explosión que padeció el barrio de Analco, uno de los pueblos más viejos de Jalisco, situación que dejó un rastro de sufrimiento en el lugar que Gómez quiso dejar reflejado en el tono fantasmagórico del filme.
Para cerrar la charla, tanto Arturo Pimentel, productor de la película, como Beto Gómez invitaron a los asistentes a no perderse su último trabajo, Me gusta pero me asusta (2017), que se estrenará en este mes.
Conversando con nuestros cineastas volverá a contar con la presencia de Gómez durante la sesión de la semana entrante. El jueves 14 de septiembre se proyectará Hasta el último trago... corazón (2004) en la Sala 4. La entrada será gratuita y las cortesías de acceso se entregarán en la taquilla 5 de la Cineteca Nacional.
YGV