Viernes 31 de Agosto de 2018

Gerardo Lara revisitó su ópera prima en Conversando con nuestros cineastas

 

 

 

El ciclo Conversando con nuestros cineastas se unió a la celebración de los 25 años de la película Un año perdido (1992), del director Gerardo Lara. El 30 de agosto 2018 se reunieron el realizador, la actriz Vanessa Bauche y el moderador Juan Antonio de la Riva en la Sala 4 Arcardy Boytler de la Cineteca Nacional para compartir con los asistentes lo qué significó la cinta para ellos.

 

Para la historia de Matilde y Yolanda, Lara se inspiró en la suma de amigas, novias y conocidas que pasaron por su vida durante los años setenta. "No es un personaje especifico o un modelo específico de alguien, sino que es una suma de cosas y acontecimientos, anécdotas. Todas se quisieron enraizar dentro de un mensaje: el de la amistad que perdura. Yo creo que ese es un fondo de lo que yo quería tratar", explicó.

 

La actriz Vanessa Bauche manifestó: "Gerardo Lara siempre ha ido un director muy importante en mi vida y en la vida de quienes conocen su trabajo porque su trabajo deja una huella muy profunda en el alma y en la conciencia".

 

Por su parte, Juan Antonio de la Riva expresó que se sentía conmovido de volver a ver la película después de 24 años y recordar su pasado común. "La película es tan toluqueña como durangueña, esta vida de preparatorianos, este ambiente y estos amigos desde luego nos es muy conocida", expresó, para luego comparar la cinta con la italiana Nos amábamos tanto (C'eravamo tanto amati, 1974), de Ettore Scola.

 

Gerardo Lara era conocido en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) como "el infante terrible del cine mexicano" por los cortometrajes Diamante (1984), Lili (1987) y Round de sombra (1991). Su trabajo se caracterizaba por ser oscuro, crudo y sórdido.

 

Al respecto, Bauche señaló que Un año perdido no fue del agrado de las personas que habían alabado el trabajo de Lara. La contundencia para enfrentar temas tan crudos en sus cortometrajes se había perdido "de pronto, como si se hubiera convertido en Valentín Pimstein, una cosa así". La crítica se le volteó, pero muchos entendieron que éste era resultado de todo ese trabajo anterior.

 

"Quiero decir que ya no soy infante, pero terrible sigo siendo", aseguró el cineasta. "Se puede filmar cualquier historia, no hay que encasillarse, no hay que etiquetarse. Yo me creo capaz de filmar cualquier género, cualquier historia, cualquier cosa siempre y cuando sea sincera". Agregó que su proyecto, Metacine Producciones, se rige con esos principios.

 

El mexicano concluyó la charla con las tres cosas que le dejó la proyección: "Una, que creo que todavía está vigente, creo que el cine se comprueba a través del tiempo. Ésa es su verdadera prueba de fuego. Otra es que, a pesar de 25 años, aún sigo vigente, vivo y coleando. Tres: saber que lo mejor está por venir".