Jueves 25 de Octubre de 2018

La posverdad desde la perspectiva periodística de Vicente Alonso

 

 

 

 

 

Como parte del ciclo de Charlas sobre cine y literatura: Periodismo y literatura, se presentó el lunes 22 de octubre en la Cineteca Nacional uno de los largometrajes más conocidos de Michael Cuesta: Kill the Messenger (2004), cinta inspirada en la historia del periodista Gary Webb y el proceso mediante el cual descubrió el papel de la CIA en la venta y distribución de drogas para financiamiento de grupos de choque.

 

La película permitió que Vicente Alonso, quien es periodista desde hace más de 20 años, y José Antonio Valdés Peña debatieran sobre las diversas perspectivas respecto a la difícil labor de los reporteros e investigadores al "perseguir la verdad", aun cuando esto ponga en riesgo su integridad y su vida.

 

"El periodismo de investigación generalmente saca a la luz cosas que las instituciones involucradas no quieren que sepas", puntualizó el autor de Huesos de San Lorenzo (2015). "Tiene esta naturaleza distinta, tiene que armar un rompecabezas en donde hay una serie de fuerzas antagónicas que tratan de impedir que salgan a la luz cierta información".

 

Kill the Messenger muestra un problema que se podría resumir en el término "posverdad", que no es más que la manipulación de la información con fines particulares. Esta distorsión ocasiona daños no sólo a la percepción social de la realidad, sino también a la credibilidad de los escritores, intelectuales y periodistas que se ven inmersos en un linchamiento mediático.

 

De acuerdo con los ponentes, desde el descubrimiento de fines políticos en lo que parecería un simple robo a las oficinas de Watergate hasta la verdad histórica que se ha manejado en México con referencia a la desaparición de los 43 normalistas en Ayotzinapa, todo en el periodismo es una guerra de intereses entre el poder político-económico y el poder fáctico, en donde la información es moldeada para beneficio del más fuerte.

 

"Hay un montón de historias a las que siempre les tenemos que buscar el lado B", concluyó Alonso. "Siempre hay una especie de discurso muy dirigido desde ciertas voces y nosotros estamos demasiado acostumbrados a escucharlo y muy pocas veces digerirlo".