Viernes 15 de Marzo de 2019

Los contrastes de la memoria en el cine de Ignacio Ortiz

 

        En una nueva sesión de Conversando con nuestros cineastas, el director oaxaqueño analizó la complejidad de su película Cuentos de hadas para dormir cocodrilos

 

“En la mente hay un revolvedero de imágenes y uno siempre trata de plasmar los recuerdos en el cine”, comentó el realizador Ignacio Ortiz durante una nueva sesión de Conversando con nuestros cineastas, que tuvo lugar el 14 de marzo de 2019 en la sala 4 de la Cineteca Nacional, moderada nuevamente por Juan Antonio de la Riva.

Siguiendo con el ciclo dedicado al trabajo del director oaxaqueño, esta vez tuvo lugar la proyección de Cuentos de hadas para dormir cocodrilos (2002), el cual cuenta la historia de Arcángel, un hombre que viaja hacia sus orígenes en busca de su salvación y la de su hijo autista, visitando su pueblo natal para darse cuenta de que lo único que queda es el recuerdo de lo que alguna vez fue. La narrativa se entreteje con diversos acontecimientos históricos, como la Guerra de Reforma, la Revolución Mexicana y la época contemporánea.

Para Ortiz, su principal interés reside en el aquí y en el ahora, desprendiéndose de las infinitas posibilidades del futuro y de la eterna subjetividad del pasado. En su cine, las imágenes de la memoria contrastan con la naturaleza efímera del presente. “Lo que a mí me interesaba era trabajar de una manera formal los tiempos paralelos, entender esos tiempos, pero para no perder la unidad dramática tuve que conjuntar una saga familiar, para que no se dispersara la historia”, explicó el cineasta.

Otra de los intereses fundamentales en el trabajo de Ignacio Ortiz, como lo explicó la sesión pasada, es la locación como conjunto o personaje que funcione como un todo, o como un elemento esencial dentro de la trama. “Con el bajo presupuesto, tuve que plantearme buscar locaciones que tuvieran una característica: que al girar la cámara sea otro lugar; eso me permitía poner la cámara en un mismo lugar geográfico y agilizar el rodaje”.

El también realizador Juan Antonio de la Riva cuestionó a Ortiz sobre el proceso creativo, tanto personal como con los actores, para lograr el entendimiento de la complejidad temporal y sensorial de la trama. A pesar de tener mucha de la biografía del director en el texto, Ortiz escribe y desarrolla a sus personajes sin estar pensando en los actores que lo van a representar. “Es importante entender qué es lo que desean los personajes en cuestión, algo en concreto, eso ayuda a darle autenticidad a los mismos en lugar de basarse sólo en los libros de texto sobre guion”.

La visión cinematográfica otorga otro nivel de lectura al texto, quizá el más importante. Esos recuerdos filtrados por el lenguaje redimensionan todo el proceso creativo. “Lo que nos interesa no es buscar el folclor en la toma, sino el drama. Y para ello se tiene que lograr una comunicación con el director de fotografía, al cual considero como cocreador de una obra”, finalizó.

El ciclo dedicado al director continuará en Conversando con nuestros cineastas el próximo jueves 21 de marzo de 2019 con la película Mezcal (2002). La entrada será gratuita solicitando cortesías en taquilla 5.