Viernes 08 de Octubre de 2010

Año bisiesto, ópera prima de Michael Rowe ganadora de la Cámara de Oro en el pasado Festival de Cannes, se estrena en Cineteca Nacional

Año Bisiesto

Anatomía del infierno

El tono está presente desde la primera secuencia, la única toma en el exterior: en una gran superficie, Laura, una treintañera pequeña y gruesa, lanza una mirada provocativa a un hombre. Él, indiferente, organiza sus compras y sale de cuadro. Año Bisiesto, presentada en la Quincena de realizadores del festival de Cannes, y que ha valido la Cámara de Oro a su director Michel Rowe, se dibuja desde el principio como la historia de una carencia.

El filme se desarrolla prácticamente a puerta cerrada, su único escenario es el departamento de la protagonista en la Ciudad de México, un lugar donde se concentran sus  dramas y frustraciones. Enclaustrada entre las cuatro paredes, Laura mantiene pocos vínculos con el exterior que no provengan de las esporádicas llamadas telefónicas de su madre y su hermano, o de sus empleos potenciales, cuando busca trabajo. El fin de semana sale en busca de hombres para sus aventuras pasajeras, un ritual que es rebajado sistemáticamente por un sentimiento de insatisfacción y aburrimiento. La ópera prima de Rowe pone de manera inteligente la cuestión del deseo sobre el terreno político, al interior de la frustración sexual, e íntimamente ligada a la opresión económica y social.

El gran viraje de la cinta es representado por el encuentro de Laura con Arturo, un hombre alto y esbelto que le impondrá progresivamente sus relaciones sadomasoquistas. Aquello que comienza con acciones simples, se va transformando en un juego cada vez más violento que incluso llega al extremo de poner en peligro la vida de la vida de la protagonista. En este momento la cinta se vuelve sorprendente, alejándose de la zona de ambigüedad e incertidumbre donde los roles de uno y de otro pueden ser cuestionados. Más excitada e impaciente, Laura sigue recibiendo los golpes, pero toma la iniciativa y orienta las faenas eróticas según sus deseos más ocultos.

Paradójicamente, es a través de estos intercambios de violencia que la joven descubre el universo afectivo, dimensión completamente ausente en sus vínculos anteriores. Reunidos por la soledad, la mendicidad común del placer, y el gusto por los excesos, los amantes se involucran en una relación misteriosa  a la que sin embargo, no se atreverían a llamar "amor". Gracias al poder de la imaginación, Laura y  su amante transgreden también los límites espaciales del departamento para acceder a un universo mental donde el sexo y el amor son proyectados como un campo infinito  de exploración e invención.

Consultar aquí ficha técnica de la película y horarios de exhibición

Ariel Schweiitzer

Cahiers du Cinéma. No 657

Junio de 2010

Traducción: Gustavo. E. Ramírez

Cineteca Nacional