Jueves 27 de Julio de 2017
Discuten las fortalezas del cine de Mikio Naruse en mesa redonda
El papel que tenía la mujer dentro de la sociedad japonesa de principios de siglo XX era complicado. En aquella época, no tenía voz ni voto, dependía de su marido, su única actividad era el trabajo doméstico y, por lo tanto, sus representaciones en el cine estaban confinadas a estos roles. Sin embargo, hubo artistas visionarios que rompieron este paradigma; entre ellos se encuentra Mikio Naruse. En sus películas podemos notar un reflejo claro de la visión femenina en un mundo en el que dominaba el hombre.
Éste fue uno de los diversos puntos que se trataron en la mesa redonda que tuvo lugar el lunes 26 de abril en la Sala 4 Arcady Boytler de la Cineteca Nacional. Moderada por Nelson Carro, director de Difusión y Programación de dicha institución, la mesa contó con las opiniones de Kiyoaki Okubo, investigador de la Universidad de Tokyo; Gabriela Lobatón, catalogadora del Centro de Documentación de la Cineteca, y Javier Betancourt, periodista de la revista Proceso. Los expertos en el séptimo arte comentaron los puntos fuertes del trabajo de Naruse y los motivos por los cuales es considerado un cineasta de culto.
“En su largometraje Nubes flotantes (Ukigumo, 1955) Naruse muestra la sensibilidad y la fragilidad masculina cuando el protagonista se da cuenta demasiado tarde que nunca valoró correctamente a su mujer. La voz de la montaña (Yama no oto, 1954) me conmovió de la misma manera por el vínculo amoroso de los suegros del protagonista, debido al inmenso respeto que le tiene el hombre a la mujer”, expresó Javier Betancourt.
Kiyoaki Okubo respondió: “Las películas de Naruse intentan mostrarle al espectador problemas de la vida diaria, situaciones tangibles con las que se pueda identificar y, de esta manera, hacerlo reflexionar”. De acuerdo con el profesor, los filmes de este director japonés intentan hacer que el espectador empatice con sus personajes y evolucionen juntos.
Por otro lado, se habló del impacto que tuvo en el realizador haber iniciado su carrera en la época del cine mudo, ya que esto le permitió darle más peso a las expresiones faciales de los protagonistas que al diálogo. Una pareja de Chanbara (Chanbara fufu, 1930), Lejos de ti (Kimi to wakarete, 1933) y El callejón sin salida (Kagiri naki hodo, 1934) son sólo algunos ejemplos del cine mudo de Naruse. “Una mirada dice más que mil palabras”, afirmó Gabriela Lobatón.
Otro aspecto que se discutió fue la manera controversial en la que terminan sus historias. “Los finales en sus películas son completamente neutrales, un tanto ambiguos”, comentó la catalogadora, haciendo referencia a la manera abrupta e inesperada en la que el cineasta japonés cerraba sus largometrajes.
Okubo agregó: “Es una parte esencial dentro de las películas de Naruse, muchos de sus finales son repentinos. A manera personal, parece que el director siempre pone puntos suspensivos en sus desenlaces”.
La retrospectiva de Mikio Naruse está formada por 12 largometrajes en formato de 35 mm. El evento inició el 25 de julio y estará en exhibición hasta el 6 de agosto en la Cineteca Nacional. La entrada es libre gracias a la colaboración de Fundación Japón en México.
JHS