
Lunes 20 de Julio de 2009
El chico sonó grandioso en la Cineteca
A las cuatro de la tarde del sábado 18 de julio, en la taquilla de la Cineteca Nacional fue colocado un letrero con el siguiente anuncio: "Ciclo: Bandas Sonoras. Cine mudo a ritmo de rock. Película: El chico (Charles Chaplin, 1921), 7:00pm, Sala 3, con música en vivo a cargo de Alonso y Chema Arreola. LOCALIDADES AGOTADAS."
A esa misma hora, el reconocido bajista y compositor mexicano arribó a la Cineteca, acompañado por su hermano Chema y un reducido staff de apoyo técnico, encabezado por Nelson Sánchez.
Pasadas las seis de la tarde, una multitud —compuesta por cinéfilos y melómanos de todas las edades— se resguardaba de la lluvia veraniega y formaba una larguísima fila que literalmente le daba la vuelta a la sala 3.
En ese mismo momento, los músicos estaban en el interior de la sala en pleno ensayo. Chema le tundía con tal vehemencia a la batería que los tamborazos resonaban en la plaza de la Cineteca. Conforme pasaban los minutos, la lluvia apretaba y la expectativa crecía entre la gente.
¿Cómo será la experiencia de ver este filme, que mezcla la comedia con el melodrama, acompañado por una propuesta musical en vivo que combina el rock progresivo con el jazz? Esta pregunta flotaba en el ambiente e hizo que más de un cinéfilo se frotara las manos antes de la función.
A las 7:00pm en punto, las 560 butacas de la sala 3 estaban ocupadas. En ese instante, Miguel Solís, gerente de la estación Interferencia 7Diez del IMER, presentó a los músicos y cedió el micrófono a Alonso, quien, emulando los movimientos de Chaplin y sin decir una sola palabra, repartió silbatos entre el público y por medio de la mímica dio indicaciones de que los pitaran cuando él lo hiciera.
Luego, ambos mostraron sus instrumentos (además de la batería de Chema y los dos bajos de Alonso traían percusiones electrónicas, sonajas, cascabeles, tenedores y una tornamesa), tomaron posiciones y, cuando Alonso se quitó el sombrero, las luces de la sala se apagaron y comenzó la función.
Música al servicio de la historia
Alonso Arreola, además de músico y periodista, es un cinéfilo que aprecia y conoce bien el cine de la etapa silente. Esta pasión por el cine, y en particular por esta película de Chaplin, fue un elemento clave, indispensable diría yo, para que Alonso lograra un maridaje tan firme entre su música y las imágenes de El Chico.
Desde los créditos iniciales hasta la última escena la música de Alonso se fusionó con las imágenes y fortaleció el sentido del relato. No hubo baches ni excesos, sino música magistralmente ejecutada y al servicio de la historia. Incluso hubo secuencias, como la del pleito entre los niños, que adquirieron un impulso superior al de la versión musicalizada por Chaplin en 1971.
Otro factor fundamental en el éxito de esta función fue el entendimiento que existe entre los hermanos Arreola. Al margen de los genes y el talento, Alonso y Chema están musicalmente conectados y este vínculo se potencia e intensifica cuando comparten el escenario.
Alonso enriqueció su interpretación con una pieza de Los hermanos Castro, con "Never Tear Us Apart" de INXS, y con pasajes de su disco Música Horizontal y la inconfundible voz de su abuelo, el célebre escritor Juan José Arreola (1918 - 2001), que se escuchó durante la delirante secuencia del sueño, misma que debe ser recordada como uno de los momentos cumbres de la noche.
¿Y los silbatos? Estos sonaron cada vez que aparecía el policía en escena. Conforme avanzó la película, ya no fue necesario que Alonso pitara para que la gente lo siguiera, sino que el público lo hacía sonar en automático, con todo y las variaciones en el timbre que exigía cada escena. Involucrar al público en el proceso creativo fue un riesgo que terminó siendo un gran acierto.
La función de El chico concluyó en grande, con una canción nueva, cuyo solo de bajo se extendió unos minutos después de la última imagen, ya con las luces del escenario prendidas y con el público aplaudiendo con tal entusiasmo que a este reportero se le puso la piel de gallina.
Por si fuera poco, Alonso y Chema Arreola regalaron decenas de discos al respetable, saludaron a sus seguidores, se dejaron retratar y firmaron autógrafos antes de partir.

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Roberto Garza Iturbide
Fotos: Javier Rodríguez Almaraz
Cineteca Nacional