
Viernes 01 de Octubre de 2010
El principal motivo personal para realizar Cefalópodo fue ayudarme a sacar una tristeza que llevaba en el alma: Rubén Imaz
Inspirado en la obra plástica de Rodrigo Imaz, quien ha dedicado gran parte de su labor artística reciente a los cefalópodos -clase de invertebrados marinos a la que pertenecen los pulpos y calamares-, el joven director Rubén Imaz narra el proceso de transformación que vive una persona ante el hecho de la muerte de un ser amado. Sebastián es un pintor vasco que, tras el fallecimiento de su novia, viaja a México para reencontrarse con sus raíces. Su búsqueda lo lleva a Sonora, donde bajo la poderosa unión del mar con el desierto podrá encontrar finalmente la paz.
En el marco de su estreno en el 30 Foro Internacional, la Cineteca tuvo la oportunidad de entrevistar a Rubén Imaz.
¿Qué te llevó a realizar una obra como Cefalópodo?
La necesidad de hacer una película parte de varios frentes y es labor del director encontrar la manera de unir todas las fuerzas hacia un mismo rumbo. El principal motivo (personal) fue ayudarme a sacar una tristeza que llevaba en el alma. El cine es un acto poético y la poesía es una especie de terapia del espíritu. Pienso en el cine como un acto sanador.
¿Por qué el énfasis en dejar claro que la película está basada en la obra plástica de Rodrigo Imaz?
Porque Rodrigo me presentó a los cefalópodos. Él me sensibilizó ante las cualidades multimetamórficas y hermosas de estos animales. Además el personaje de Sebastián es un artista plástico y en ese sentido tanto mi trabajo como el de Unax Ugalde estuvieron muy ligados a Rodrigo. Siempre concebí al personaje de Sebastián como un ente que se conformaría de tres personas reales, Unax (el actor), Rodrigo (el Cefalópodo) y yo (digamos, el amarrador).
¿Cuál ha sido la reacción del público que ha podido ver tu película?
Hacer una película es una labor complicada que lleva tiempo. A veces como director, a medio proceso, uno se dice "no sé qué estoy haciendo" y "no sé a qué va todo esto", pero supongo que por testarudez uno continúa, confiando en la chispa original, en el soplo de vida que inició el proceso. En el caso de Cefalópodo, la idea original era hacer una película que ayudara al espectador a reconciliarse con sus propios procesos de luto. En general, la reacción del público ha sido de un profundo entendimiento con la intención inicial. Creo que Cefalópodo habla de la muerte desde una perspectiva íntima y eso por ley natural conecta con cualquier persona, sobre todo en la intimidad es donde lidiamos con un proceso de duelo.
A pesar del dolor que alberga en su corazón, la mirada de Sebastián parece tener una gran curiosidad por el mundo que le rodea. ¿Te identificas con esta actitud de búsqueda constante?
Soy cineasta. Soy como un barril sin fondo. Quien sea que te diga "yo ya tengo lo que buscaba, no necesito de nada más", está mintiendo. Por eso me encanta la palabra revolución, no por el sentido político propiamente, sino por su impulso anti estatizante. Recordemos que la evolución es algo natural, pero la revolución es nuestra capacidad de cambio y por ende de posible mejoría, aunque es verdad que este mundo de humanitos parece no tener remedio.
Hay una conexión clara entre Familia Tortuga y Cefalópodo: la muerte de un ser querido y todo lo que ésta desencadena. ¿En qué otros aspectos crees que sean similares ambos filmes?
Ambas películas parten de un revoltijo de sentimientos que a veces se le atoran a uno y no hay forma de digerirlos... y entonces viene la terapia del cine. En ese sentido son películas hermanas; yo como ser humano descargo esos sentimientos en las dos, o los propongo para el debate poético. Una película es consecuencia de la otra y aún así son películas muy diferentes. En particular, creo que el personaje de Sebastián en Cefalópodo era un personaje faltante dentro de Familia Tortuga, como un pedazo de mí que no había tenido cabida en la primera película, pero que se apoderó de la segunda.
Cefalópodo se exhibe a las 16:30, 18:30 y 20:30 en la Cineteca Nacional.
Jorge Martínez Micher
Cineteca Nacional
Abril 2010